“Producimos para Vivir Bien” contribuye a las bases para el desarrollo del agro que protege el medio ambiente

By Walter Vásquez (periodista independiente para Practical Action) On 22.12.2020

La producción agroecológica sigue fortaleciendo su proceso en Bolivia. Luego de cuatro años de intenso trabajo e intercambios de experiencias, la AOPEB, Practical Action y la Unión Europea (UE) lograron notorias mejoras para el agro ambientalmente responsable en las áreas de diagnóstico, participación e incidencia pública, articulación interinstitucional y legislación, entre otros.

 

“Producimos para Vivir Bien: Programa de inclusión y desarrollo del complejo productivo ecológico en Bolivia” se  implementó  entre los años 2017 y 2020 en beneficio de  más de 39.000 familias. Fue ejecutado por la Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos en Bolivia (AOPEB) y Practical Action (Soluciones Prácticas), con el apoyo financiero de la Unión Europea (UE) y la participación de 31 organizaciones productivas ecológicas  de 15 municipios de siete departamentos de Bolivia.

El proyecto, el primero de su tipo en ser liderado y ejecutado por los beneficiarios (la AOPEB) y no por una ONG, como regularmente sucede, “es uno de los mejores en términos operacionales y financieros que hemos apoyado”, destaca Mónica Rodríguez, oficial de Programas de Desarrollo Local de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia, quien expresó también su confianza en que los exitosos resultados de la iniciativa se multipliquen.

“Vale la pena resaltar que nunca la AOPEB ha bajado los brazos, porque en Bolivia nos ha abierto la senda de la ruta agroecológica, y esta senda ya se ha hecho un camino y este camino ya vislumbra para Bolivia un horizonte en el cual hay posibilidades de generar y construir propuestas y acciones en el tema agroecológico”, destacó por su lado Fernando Canedo, presidente del Movimiento Agroecológico Boliviano (MAB).

El objetivo de “Producimos para Vivir Bien” estuvo orientado a la mejora de las capacidades y representación de la sociedad civil organizada, para la aplicación de las políticas públicas sectoriales que están en directa concordancia con las metas 4 y 6  del Plan de Desarrollo Económico y Social (PDES) del país. Estas tienen que ver con el incremento de 1% a 10% en la participación de lo orgánico dentro del total de la producción agraria y con el fomento de la comercialización de productos ecológicos y orgánicos mediante el Sello Social Boliviano y el Sello Ecológico Boliviano, entre otras.

Así se incrementó el interés de las alcaldías en la producción agroecológica; se evaluó las oportunidades que brinda esta forma de producción, al igual que su mercado; y se crearon espacios de encuentro para la concertación de acciones conjuntas entre los actores del rubro, en los que además se conformaron comités para impulsar estos acuerdos.

En el alcance del objetivo principal intervinieron activamente todos los actores públicos y privados del sector a través de la consecución de cuatro resultados: la capacitación y fortalecimiento en procesos de fomento de la producción agroecológica y gestión local a 31 organizaciones, seis de ellas de mujeres (1); el apoyo a productores por parte de la AOPEB con servicios y capacitaciones para mejorar su acceso a mercados y su incidencia y representación pública (2); el desarrollo y consolidación de alianzas entre todos los actores agroecológicos, y su vinculación con el Gobierno central para la implementación del PDES (3); y la articulación de plataformas del sector, así como la construcción conjunta de información actualizada a nivel nacional (4).

Estos frutos son desde todo punto de vista positivos y se alcanzaron pese a que los impulsores del proyecto tuvieron que superar en los últimos años dos adversos contextos: la crisis poselectoral desatada en lo político, social y económico tras las elecciones de 2019, y la pandemia causada por el coronavirus COVID-19, la cual llegó con graves consecuencias para la producción.

LA META SE ALCANZÓ PESE A LOS ENTORNOS ADVERSOS

 

“Producimos para Vivir Bien” representa “un hito para la producción agroecológica” porque, al fortalecer las capacidades de los productores y construir espacios de articulación con los municipios, ha posibilitado que quienes viven de esta actividad puedan acceder a los espacios de toma de decisiones e incidir en las políticas públicas sobre el sector, tanto a nivel local, como regional y nacional, destaca Lourdes Vargas, directora técnica de la AOPEB.

“Este trabajo permite que el complejo productivo ecológico despegue”, subraya a su vez Shirley Pazos, líder de Agricultura y Mercados en Practical Action.

El proyecto se ejecutó durante cuatro años en los municipios de Camargo, Achocalla, Caranavi, Sica Sica, Palos Blancos, Alto Beni, Coroico, Salinas de Garci Mendoza, San Pedro de Buena Vista, Tupiza, San Ignacio de Velasco, Yapacani, Padcaya, San Lorenzo y Rurrenabaque.

La capacitación y fortalecimiento en procesos de fomento de la producción agroecológica y gestión local (1) se alcanzó a través de la elaboración de planes ediles de fomento a su oferta, para su posterior incorporación a los Planes Operativos Anuales; y la formación de liderazgos en incidencia política. También coadyuvó el apoyo y fortalecimiento a las secretarías técnicas municipales, la asesoría en el desarrollo de planes estratégicos y proyectos productivos con enfoque de género e inclusión de jóvenes, y la organización de 15 cumbres municipales de la producción ecológica.

En los informes, productores como Marilines Cavinas destacan el impacto positivo de esos congresos. “Este evento marca un antes y un después para las comunidades, ya que por estar dispersas no tenemos acceso a la información brindada estos días. (Estoy) agradecida por la realización de esta cumbre, ya que muchas veces por no estar informados no podemos acceder a los beneficios”, cuenta la Secretaria Ejecutiva de la Central Sindical Única de Trabajadores Campesinos Originarios de Rurrenabaque.

La mejora del acceso a mercados y de la incidencia y representación pública de los productores (2) se consiguió por medio de la extensión de los servicios y capacitaciones de la AOPEB para el fortalecimiento de las organizaciones de productores ecológicos (OPE) en nuevas cadenas de valor, de la organización de encuentros regionales de producción ecológica, y de ciclos formativos para las OPE en las nuevas regiones.

El desarrollo y consolidación de alianzas entre todos los actores agroecológicos, y su vinculación con el Gobierno central para la implementación del PDES (3) se buscó mediante la realización de cumbres nacionales y participación en plataformas institucionales de la sociedad civil, y de la actualización del Plan Nacional de Fomento a la Producción Ecológica. Figuran, asimismo, la proposición y gestión de la reglamentación de las leyes 3525 (de 2006) y 300 (de 2012), y del Decreto 2644 (de 2015); el establecimiento de la Escuela Nacional de Líderes Rurales en incidencia política; la elaboración del reglamento interno del Consejo Nacional de Producción Ecológica (CNPE); y la organización en 2017 del Encuentro Latinoamericano de Agricultura Ecológica y Orgánica.

El último resultado, la articulación de plataformas del sector y la construcción conjunta de una base de datos (4), se obtuvo de un flujo constante de información actualizada sobre la producción ecológica en plataformas digitales de la AOPEB; del diseño de un sistema para la comunicación e información del sector; de la producción y difusión de materiales multimedia; y de la coordinación intersectorial para la difusión y el escalamiento del proyecto.

También se contempla en este punto la participación de productores, sus organizaciones, autoridades locales, representantes sectoriales, técnicos de ONG, fundaciones y otros en cumbres ecológicas municipales, en las que confluyen para realizar un diagnóstico actual de la cadena agroecológica y elaborar proyectos que sean aprobados y presupuestados en la planificación anual del municipio.

Se planteó, además, el robustecimiento de las Alcaldías para que apoyen a las organizaciones del sistema en el proceso de gestión productiva social y el fortalecimiento de las capacidades de líderes jóvenes y mujeres del rubro.

La participación de la ONG Practical Action (Soluciones Prácticas), estuvo orientada no solo a la asistencia técnica operativa y administrativa a la AOPEB para la implementación del proyecto, sino también a la asistencia a los gobiernos locales y organizaciones de productores ecológicos en los procesos de gestión municipal y desarrollo local, así como al fortalecimiento de capacidades, resalta Pazos.

La experta apunta igualmente que los municipios invirtieron recursos a favor del sector productivo agroecológico a partir de los planes de fomento a la producción ecológica y –en la última etapa y por los efectos del COVID-19– a través de los planes de reactivación productiva con enfoque agroecológico.

Un ejemplo a destacar es el Gobierno Autónomo Municipal Ecológico y Productivo de Achocalla (GAMEPA), que invirtió Bs 14 millones en cuatro proyectos de apoyo a la producción ecológica . “Esta gestión municipal es la que más ha invertido en apoyo a la producción ecológica. Anualmente se destina un presupuesto inicial de Bs 100.000 y son los productores quienes hacen incidencia a través del COMEP (Consejos Municipales Económicos Productivos)”, según Jhenny Pérez, secretaria municipal de Desarrollo Productivo de Achocalla.

RESULTADOS DE MÚLTIPLE IMPACTO

Fruto de todo este esfuerzo se benefició a 39.454 familias vinculadas a organizaciones de productores ecológicos y se cuenta con 11 nuevos espacios de concertación local y nacional en los que operan los Consejos Municipales Económico Productivos (COMEP), un comité impulsor en la ciudad de Tarija y una Plataforma Agroecológica y de Turismo Sostenible en el departamento de Oruro.

Se consiguió, asimismo, presentar una propuesta de modificación de la Ley 3525 de Promoción de la Producción Agropecuaria y Forestal Ecológica, para la institucionalización del Consejo Nacional de Producción Ecológica (CNPE) que al momento se encuentra en la Asamblea Legislativa; se elaboró junto a la Coordinadora Interinstitucional Agropecuaria Nacional propuestas de tratamiento tributario diferenciado para el sector; se diseñaron cuatro leyes o reglamentos municipales de transferencias públicos privadas; y se apoyó la articulación y funcionamiento del Movimiento Agroecológico Boliviano (MAB), en alianza con otras 33 instituciones del país.

Las alcaldías, igualmente, organizaron 34 cumbres y mesas de concertación; efectuaron 15 diagnósticos de la situación agropecuaria, género e inclusión de jóvenes; y elaboraron 12 planes de fomento, 12 leyes y reglamentos, y 12 propuestas técnicas para la producción ecológica.

También se coordinó, en alianza con la Federación de Asociaciones Municipales (FAM), el escalamiento de cursos de actualización a secretarías técnicas municipales y organizaciones de productores ecológicos que llegaron a más de 80 municipios. Durante los procesos de fortalecimiento para secretarías técnicas municipales, se abordaron los lineamientos estratégicos para la formulación de Planes Estratégicos Institucionales (PEI) y diagnósticas FODA de las diferentes unidades ediles en los 15 municipios de incidencia directa.

“Fue difícil porque estos trabajos toman su tiempo y por la alta rotación” de personal en las alcaldías. Sin embargo, “al momento de fortalecer las capacidades de los técnicos, indirectamente fortaleces a otros municipios”, destaca Pazos. líder de Agricultura y mercados en Practical Action.

COMPARTIENDO SABERES CON MIRAS A LA TRANSICIÓN

El éxito de “Producimos para Vivir Bien” se traduce asimismo en las alianzas que consiguió no solo con municipios y organizaciones de productores, sino también a partir de la complementación del trabajo con instituciones como la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la FAM, la Coordinadora Interinstitucional Agropecuaria Nacional y la Red Unitas, entre muchas otras.

“No es suficiente, pero hemos dado un paso muy importante con todas estas nuevas capacidades”, expresó Tomás Flores, presidente del Consejo de Productores de Camargo.

Las 31 organizaciones de productores agroecológicos fortalecidas representan el 36% de las 85 conforman la AOPEB, por lo que el trabajo debe continuar para que este modo de producción llegue hasta las más de 800.000 unidades productivas que hoy constituyen la agricultura familiar boliviana.

Vargas, directora técnica de la AOPEB, recuerda que un elemento crucial del proyecto fue su vinculación con todos los sectores agropecuarios de cada municipio, a los que se les hizo conocer el enfoque agroecológico tras conocer los problemas de conservación de suelo, agua y otros recursos que ellos tienen por no manejar sus sistemas de forma ambientalmente amigable.

El aporte del proyecto es esencial debido a que la “agricultura que sí funciona” no solo favorece la biodiversidad y promueve el cultivo de especies locales, también ayuda a evitar la contaminación del suelo y del agua por químicos, fertilizantes o plaguicidas; genera nuevos ingresos para las familias productoras, y representa una valiosa fuente de ingreso y empleo urgente para la actual coyuntura.

“La producción ecológica no es una ‘alternativa’ ni una moda de consumo, es la base de una sociedad y de un medioambiente sanos”, exhorta Víctor Yapú, representante país de Practical Action.

Es así que “Producimos para Vivir Bien” es ahora más importante que nunca, ya que concluyó en un año en que la crisis sanitaria le enseñó a la población la importancia de consumir alimentos saludables.

Para la FAM está claro que “la pandemia ha desnudado muchas de las falencias y debilidades” que cargan la sociedad y los distintos sectores productivos, por lo que “este tipo de iniciativas fortalecen las capacidades y permiten a la población tener expectativas relacionadas con la reactivación económica”.

Con el proyecto, “queremos mostrar que hay un modo de producción diferente, más sostenible, que puede ser un potencial para el país, no solo para el mercado externo sino también para la exportación”, subraya Vargas.

Shirley Pazos afirma que el proyecto dejó muchas lecciones y aprendizajes, pero también grandes desafíos.

10 TAREAS POR HACER

En función de sus hallazgos, “Producimos para Vivir Bien” plantea una serie de retos para un mayor desarrollo del complejo productivo ecológico.

Entre los principales están:

  • Profundizar en la delimitación conceptual sobre qué es y cómo desarrollar el complejo productivo con enfoque agroecológico, estableciendo líneas estratégicas contextualizadas y consensuadas. Las plataformas nacionales impulsadas desde el proyecto, como el MAB, podrían ser el espacio para ello.
  • Realizar mayores esfuerzos para coordinar y articular las intervenciones entre los actores de la agroecología.
  • Definir una política clara por parte del Gobierno central en relación con el tema alimentario. En este sentido, se propone la necesidad de replantear la composición del CNPE, de manera que haya una representación de los sectores clave para el fomento de la producción agreocológica; y la promoción y facilitación desde el Estado de las conexiones entre privados, ya que tienen un rol protagónico en los procesos de desarrollo territorial, entre otros.
  • Es necesaria la sensibilización a los tomadores de decisión y a los consumidores sobre la importancia de un consumo responsable para atender el gran cuello de botella del mercado, aprovechando además la coyuntura favorable que la pandemia ha supuesto. Una estrategia para la difusión y sensibilización sería impulsar la introducción del enfoque agroecológico en la currícula educativa en todos los niveles, de acuerdo con lo planteado en la Ley 3525.
  • El que los productores estén más directamente presentes en los espacios de incidencia y de decisión, de forma que planteen su propia agenda: acceso a tecnologías, créditos, agua, diferenciaciones impositivas, mercados justos y otros.
  • Falta un mayor reconocimiento del trabajo que realizan los pequeños productores agroecológicos y mayor apoyo de las autoridades en temas productivos y de comercialización (compras públicas).
  • Dar seguimiento/acompañamiento a los planes de reactivación y fomento de la producción ecológica para que se dé una apropiación de los mismos, para garantizar así su implementación.
  • Continuar con la formación y el fortalecimiento de capacidades de los productores desde enfoques basados en el diálogo y la cocreación de saberes (desde los mismos productores y sus organizaciones).
  • Transversalizar el enfoque de género en todas las acciones a través de una estrategia específica.
  • Por último, los complejos productivos ecológicos pueden fomentar la transición agroecológica y aportar al debate actual (en la academia y los organismos de desarrollo) sobre el modelo de agricultura basada en principios agroecológicos, y en el impacto de la investigación agropecuaria y de las políticas en general, para ampliar la escala de la agroecología ya sea por la adopción amplia sobre áreas extensas y por muchos productores o por la institucionalización de políticas de soporte para alternativas de experiencias exitosas. En este sentido, se reconocen los distintos niveles de gobierno y sus diferencias: el rol de los servicios de extensión, el rol de los gobiernos locales y regionales, y cómo hacer para que el estado se involucre y apoye los procesos pero, al mismo tiempo, la sociedad civil y sus organizaciones, mantengan la independencia

El proyecto “Producimos para Vivir Bien: Programa de inclusión y desarrollo del complejo productivo ecológico en Bolivia” ha “sentado las bases para que luego la AEOPB, como entidad que aglutina al sector, continúe el trabajo de forma más independiente y más autosostenible”, sostiene Pazos.

“Con el compromiso que está demostrando la Asociación y sus organizaciones, y con las leyes municipales (ya aprobadas) el proceso va a continuar (…). Hay muchos actores que son parte de esta iniciativa: universidades, ONG, gobiernos locales van a continuar” con este trabajo.

La participación de Practical Action (Soluciones Prácticas) como socio en el proyecto estuvo enmarcada en su ambición estratégica de cambio relacionada a una agricultura que funciona para la población y el planeta, que busca ayudar a las personas a construir sistemas agrícolas que conectan la naturaleza (clima, tierra, agua, plantas y animales) con la gente (cultura, economía y sociedad).

En este objetivo, se reconoce que la agroecología puede permitir a las y los pequeños agricultores lograr mejores condiciones de vida, y al mismo tiempo proteger el medioambiente, ofreciendo una alternativa sostenible a la agricultura intensiva, con el potencial de transformar la vida de millones de familias.